10 de septiembre del 19
10/09/2019 § Deja un comentario
Dice la leyenda que el Cid galopaba a la cabeza de una compañía formada por 20 caballeros con destino al santuario de Santiago, para rendir homenaje al Santo Patrón.
Encontróse a un leproso en el Camino, que con voz débil pedía caridad cristiana. Se detuvo Ruiz de Vivar, desmontó y ayudó al hombre a ponerse de pie. Lo subió a su caballo y galopó junto a él, compartiendo montura.
Pararon en una posada para pasar la noche. Don Rodrigo tuvo que imponerse para que permitieran la entrada al leproso, al cual sentó en su mesa. Cuando se encendieron las velas, el Cid condujo al leproso a su habitación y allí compartió la cama con él.
En la oscuridad de la noche, el caballero despertó sobresaltado y sintió una fría respiración entre sus hombros. Saltó de la cama y pidió que encendieran las velas de la estancia. Cuando se hizo al luz vieron que el leproso había desaparecido.
Rodrigo cayó de rodillas al aparecer quien, con la apariencia del leproso, resplandecía. Dijo ser Lázaro, resucitado por Jesucristo, vaticinando al caballero un futuro de gloria, una muerte honorable.
Cuando la visión desapareció Don Rodrigo cayó de rodillas rezando a la Virgen María, a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo el resto de la noche.
Fuente: El Cid y el leproso.
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